Justo ayer recordaba los octubres de mi adolescencia. La verdad es que por muy dura que haya sido tu niñez y juventud, siempre va a ser una etapa sobre la que guardes recuerdos agradables. Estás descubriendo el mundo, el sexo y la independencia.
Durante ese período viví muchas cosas, pero en particular me quiero referir a las escuelas al campo. Para mis lectores no cubanos, "escuela al campo" se llama a ir 45 días del curso a realizar alguna actividad agrícola de forma obligatoria y gratuita. En mi caso era ir 45 día entre Septiembre y Octubre a recoger café. Puede sonar hasta divertido, en efecto muchos días lo era, pero muchos otros, nos sentíamos verdaderamente mal.
Resulta que en las provincias orientales cubanas, no parece existir personal suficiente o dinero para el pago de dicho personal que debería ocuparse de recoger tan preciado grano. Eso unido con el concepto revolucionario de "forjar" al hombre nuevo a través de vincular el estudio con el trabajo, dieron como resultado esta especie de voluntariado esclavizado.
Recuerdo que fui tres años, cada uno de ellos, sitios diferentes. En ninguno había electricidad, ni agua corriente. Teníamos que cargar un cubo desde donde estuviese el tanque de agua hasta unos baños insalubres y allí ducharnos con el cielo sobre nuestras cabezas. Por lo general, las duchas y las letrinas estaban juntas, divididas sólo por una pared de prefabricado sobre la cual reptaban algunos gusanillos. No estoy exagerando.
En dos de los sitios a los que fui dormí en literas con una tabla y colchón de dudosa higiene. Sin embargo el tercer año tuve que dormir en una litera que en lugar de una tabla tenía un saco. ¡No sé cómo sobrevivió mi espalda a 40 días durmiedo en hamaca! ¡Prueben ustedes mismos! Las hamacas quedan bonitas en la publicidad del caribe, pero dormir en ellas es otra cosa. Si subes los pies, se te va la sangre de ellos, si no, es como dormir sentado...vamos...una maravilla.
Las visitas eran permitidas los Domingos, ese día venían los padres cargados de lo que fuera y nosotros devorábamos los víveres como si se fuera a acabar el mundo. A algunos les llevaban más que a otros. Ya por aquel entonces se notaba quién tenía dólares y quién no. Los padres hacían lo imposible por llevarnos lo que fuera a sabiendas de la tremenda escasez en nuestra alimentación. Además, muchos no dormían esas noches para poder tener un puesto en el trasporte carísimo con el que iban a vernos y que muchas veces era la mar de inseguro. ¡Con decirles que mis padres fueron a verme un Domingo en un moscovich movido por petróleo en lugar de gasolina!
Esas cosas es mejor escribirlas, porque sino llegará un día en el que ni yo me las crea. Sin embargo una cosa buena tenía el "campo". La posibilidad de alejarse de casa. De ser independientes y de descubir el valor de la amistad y el compañerismo. De todas formas, no deja de ser un poco drástico.
Este post merece una continuación. Por lo pronto ¿alguno de ustedes fue a la escuela al campo?¿Tienen alguna anécdota que compartir?
Durante ese período viví muchas cosas, pero en particular me quiero referir a las escuelas al campo. Para mis lectores no cubanos, "escuela al campo" se llama a ir 45 días del curso a realizar alguna actividad agrícola de forma obligatoria y gratuita. En mi caso era ir 45 día entre Septiembre y Octubre a recoger café. Puede sonar hasta divertido, en efecto muchos días lo era, pero muchos otros, nos sentíamos verdaderamente mal.
Resulta que en las provincias orientales cubanas, no parece existir personal suficiente o dinero para el pago de dicho personal que debería ocuparse de recoger tan preciado grano. Eso unido con el concepto revolucionario de "forjar" al hombre nuevo a través de vincular el estudio con el trabajo, dieron como resultado esta especie de voluntariado esclavizado.
Recuerdo que fui tres años, cada uno de ellos, sitios diferentes. En ninguno había electricidad, ni agua corriente. Teníamos que cargar un cubo desde donde estuviese el tanque de agua hasta unos baños insalubres y allí ducharnos con el cielo sobre nuestras cabezas. Por lo general, las duchas y las letrinas estaban juntas, divididas sólo por una pared de prefabricado sobre la cual reptaban algunos gusanillos. No estoy exagerando.
En dos de los sitios a los que fui dormí en literas con una tabla y colchón de dudosa higiene. Sin embargo el tercer año tuve que dormir en una litera que en lugar de una tabla tenía un saco. ¡No sé cómo sobrevivió mi espalda a 40 días durmiedo en hamaca! ¡Prueben ustedes mismos! Las hamacas quedan bonitas en la publicidad del caribe, pero dormir en ellas es otra cosa. Si subes los pies, se te va la sangre de ellos, si no, es como dormir sentado...vamos...una maravilla.
Las visitas eran permitidas los Domingos, ese día venían los padres cargados de lo que fuera y nosotros devorábamos los víveres como si se fuera a acabar el mundo. A algunos les llevaban más que a otros. Ya por aquel entonces se notaba quién tenía dólares y quién no. Los padres hacían lo imposible por llevarnos lo que fuera a sabiendas de la tremenda escasez en nuestra alimentación. Además, muchos no dormían esas noches para poder tener un puesto en el trasporte carísimo con el que iban a vernos y que muchas veces era la mar de inseguro. ¡Con decirles que mis padres fueron a verme un Domingo en un moscovich movido por petróleo en lugar de gasolina!
Esas cosas es mejor escribirlas, porque sino llegará un día en el que ni yo me las crea. Sin embargo una cosa buena tenía el "campo". La posibilidad de alejarse de casa. De ser independientes y de descubir el valor de la amistad y el compañerismo. De todas formas, no deja de ser un poco drástico.
Este post merece una continuación. Por lo pronto ¿alguno de ustedes fue a la escuela al campo?¿Tienen alguna anécdota que compartir?
12 comentarios:
Que mal que los obligaran a hacer trabajos como esos... Pero de todo se saca alguna experiencia...
Mis recuerdos en el campo fueron muy buenos pues mayormente eran vacaciones familiares y añorabamos ir al campo a visitar los abuelos...
Hola Magdelyn y bievenida!
Si a mi me encanta el campo!
Lo que no me gustaba era que fuera obligatorio, gratis y encima a cumplir una norma determinada!
Además eso en Cuba todavía es así.
Gracias por el comentario!
Morgana, yo también fui a la escuela al campo y a recoger café precisamente, siempre pensé que era mejor trabajar recogiendo naranja o algo que se pudiera comer para así apaciguar el hambre pero nunca tuve esa suerte. Aunque me libré muchas veces de ir, mi papa es médico y a mi me daba por enfermarme por estas fechas. Yo creo me dieron certificados médicos hasta del H1N1 y cuando aquello ni existía, jeje.
Nunca fui a esas escuelas al campo.
Jajajaja...Que gracioso Maikel! Pues si que era mejor trabajar en algo que se pudiera comer, aunque mira el café lo bueno que tenía era la sombra, al menos eso.
Oye y cuando aparecía una mata de naranja o de bananas en el medio del monte, acabábamos con ella. Nos comíamos hasta las hojas.
Yo fui un año de secundaria y dos en el pre. No fui tres en el pre, porque un año me enfermé de verdad...:-(...
Saludos!
Armienne, la verdad que siendo jovencita hubieras disfrutado estar lejos de los padres, pero una semana o dos. Los 45 días se me hacían laaaaarrrgos, sobre todo por la litera donde dormía.
Besos muchos!!
Me quedo pasmado. ¿Esclavitud infatil amparada —organizada— por el Estado?
Cuando uno piensa en el socialismo piensa en "socializar la riqueza entre todos los individuos", ¿verdad? Que todo el mundo tenga de todo suficientemente, sin grandes desigualdades, etc.
A lo mejor los diseñadores de esos campamentos que cuentas estaban pensando en "socializar la esclavitud".
Asombroso. Tienes razón. Estas cosas hay que escribirlas y publicarlas.
Abrazos.
Las cuatro escuelas al campo a las que fui no fueron buena experiencia en general. Condiciones precarias, robos, hacinamiento, acoso, promiscuidad, forzadas compañías. Tenía el consuelo de la visita de mi madre que me traía dulces y ropa limpia. Lo que nos tocó vivir, Morgana.
Hola Morgana¡
En Papelbit hay un escrito sobre la Lenin, que resume este mal sentir de lejanía del hogar, y otras cosas.
Saludos¡
Buenos días SrM!
Así mismo es. Son cosas que como digo en el post más reciente,cuando una es adolescente no comprende en su magnitud. Sólo las cumple como un deber incuestionable.
Encima el café era y es para el mercado internacional. Para los cubanos nada, nichts, nothing...como siempre.
Un saludo!
Pos si, Fernán! Recuerdo que tuve hasta piojos por una epidemia que hubo y todos estábamos "contaminados".
Hubo días divertidos, pero los 45 seguro que no.
Un abrazo!
papelbit! Estabas perdido y ahora estrenas blog! Estás trabajando por fin?
Si, yo me leí lo de la Lenin, eso de las becas son otros 20 pesos. Sobretodo porque eran así todo el año.
Yo no estuve becada, las condiciones ya estaban demasiado deterioradas. Tengo amigos que si y que no lo ven como un tiempo tan malo. El caso es que uno nunca ve su juventud sea donde sea y como sea como un tiempo malo.
En fin, sigo desahogándome que los recuerdos de esos años dan para mucho.
Un abrazo!
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