martes, 10 de enero de 2012

Lavarse la cara y seguir adelante


Comenzando 2012. Como cada año, mil cosas que hacer, otras tantas que desear y una infinidad de planes que llevar a cabo. Este año no me he propuesto ir al gimnasio o a una academia de inglés. Ni siquiera dejar el cigarrillo. No por vaga o inconstante. Fueron todos estos propósitos de pasados años que logré cumplir no sin esfuerzo y voluntad. Este año es diferente.

Este año quiero sacudirle el polvo a muchos proyectos que vengo madurando en mi cabeza. Desde siempre he tenido la necesidad de escribir. Escribo mis sueños y pesadillas cuando me despierto. Le doy a los sucesos cotidianos guiones y nombres. Hago con la vida de los demás historias propias, manía que llevo desde hace tanto que confundo vivencias propias con ajenas. No es mentir, digo a mis amigos cuando me “atrapan en el brinco”. No es mentir, es inventar. Cuando me enfado, cuando tengo que enfrentarme a problemas, suelo ponerlos en blanco y negro para entenderlos mejor. Así que este año me lanzaré a la piscina de los cuentos, relatos y talleres literarios. Pánico me da, pero el placer de jugar con las palabras es único. Eso quiero para este año.

Lo segundo, tiene que ver con mi querido blog. ¡Hasta cuándo! quiere seguir en el aire blogosferil, pero debe renovarse. A pesar del miedo, he convencido a varios amigos que viven en Cuba, para que ejerzan de corresponsales desde la isla. No es lo mismo una percepción desde lejos, por realista que sea, a las vivencias diarias de aquellos que viven, caminan y sudan por las ciudades cubanas.

Eso es lo que vendrá en camino y son mis deseos desde hace algunos meses. Lo de los cuentos está más lejano, pero los post espero que no se tarden mucho a pesar de lo precario de los medios de comunicación cubanos.

Ah y para los “segurosos”, siento decepcionarles, mis amigos escribirán “de gratis”.