Del armario político ¿Salir o no Salir?

Tomada de http://www.flickr.com/photos/anaalas

¿Cuántas veces nos hemos hecho esa pregunta estando en Cuba o ya una vez “fuera”? ¿Cuántas veces al escribir un e-mail, un comentario en un blog, dudamos en poner nuestro nombre o simplemente seguir siendo anónimos? ¿Cuántas veces al conocer a un compatriota decimos hola y adiós sin querer tener que ver con él, más allá de lo que la buena educación nos exige?

Resulta un fenómeno harto extraño, sui generis y sobretodo, desde mi punto de vista, es algo sumamente triste.

Recuerdo la primera vez que me conecté a Internet fuera de Cuba, lo primero que me sorprendió -agradablemente- fue el hecho de no tener que dar la contraseña del Proxy. Luego vino la navegación por el ciberespacio y lo primero que busqué con avidez de náufrago fueron las noticias, todas las noticias, los nombres de los periódicos más importantes de varios países, todo lo que tuviese que ver con Cuba. Pegando saltitos por aquí y por allá, llegué a páginas “prohibidas”, comencé a cargar en mi consola, artículos sobre presos políticos, remolcadores, fusilamientos, suicidios inexplicables, partidos de oposición y de pronto sentí una sensación de frío en el estómago, de niña pillada en actitud in fraganti que me resultó bastante desagradable.

Es verdad que es un miedo ridículo, pura paranoia, a mí misma me causa risa. Sin embargo no dejo de sentir que es algo que llevamos dentro todos los cubanos nacidos en el período revolucionario. Hemos vivido todo el tiempo con miedo al del CDR, al vecino militar, al jefe de Destacamento, al jefe de Departamento, de Carrera, del Partido y a todo aquel que podía en algún momento “ponernos en candela”.

Tratamos -la mayoría- durante muchos años, pasar de forma inadvertida, cuasi invisibles y ni siquiera puede ser calificado de oportunismo, ya que la mayoría de las veces si eres invisible, no “te marcas” pero tampoco recibes beneficios a cambio.

Por ello entiendo que esa salida del armario político nos cueste tanto, que ante ese disfrute de libertad nos mostremos escépticos. Pienso que necesitamos asumir nuestros derechos como ciudadanos, rápidamente o poco a poco, de la forma en la que cada cuál se sienta capaz, dando pasos firmes, pero sin forzar a nadie a hacerlo. Si comentamos como anónimos un día, quizás otro día nos atrevamos a poner nuestro nombre, eso no es lo importante, lo importante es el cambio por dentro, es contribuir con nuestro granito de arena a la creación de esa conciencia nacional que tanto necesitamos, a la creación de ese espacio democrático en el cual se respete nuestro derecho como individuos, como ciudadanos cubanos.