Sólo le pido a Dios
que el futuro no me sea indiferente.
Desahuciado está el que tiene que marcharse
a vivir una cultura diferente.
que el futuro no me sea indiferente.
Desahuciado está el que tiene que marcharse
a vivir una cultura diferente.
Cada vez que conozco a alguien que ha escuchado un poco sobre la realidad cubana surge la pregunta: ¿cómo saliste de Cuba?¿Es cierto que es tan difícil? Mis respuestas siempre son las mismas: difícil? difícil es que España ganara la Eurocopa. Salir de Cuba es la lotería, los doce trabajos del César, domar un ornitorrinco...
La "invitación" es el primer paso. En mi caso conocí a un matrimonio alemán que había vivido los tiempos de la Alemania Democrática y a los cuales les caí en gracia con mi preguntadera sobre Europa, su historia y sus costumbres. Primero hice de guía para ellos de mi ciudad y luego cuando se fueron me dejaron su mail. Al principio no hubo comunicación ya que yo no tenía internet, pero como estudiaba informática, un año después pude agenciarme una cuenta de correo con salida internacional(no internet) y controlada por al menos 2 proxys.
Luego de algunos años, de repente un día me preguntaron si me apetecía ir un tiempo con ellos a Alemania. Casi me da un infarto. No esperaba eso para nada. Recuerdo que era el cumpleaños de mi madre y a ella no le hizo ninguna gracia. Se temía que no volviera.
Pero era sólo el inicio de un proceso. Ante todo está sacarse el pasaporte y luego esperar la carta de invitación, el seguro y otra carta mediante la cual mis amigos se responsabilizaban de mí durante mi estancia en su casa. Con esos papeles y el alma temblorosa me fui hasta La Habana para la cita en la embajada, previamente concertada por teléfono. Allí llegué bien temprano y comencé la "cola" con unos nervios que me moría. La funcionaria que me tocó no paraba de mirarme, de perfil, de frente, de espaldas y de hacerme una cantidad inverosímil de preguntas. La que más recuerdo fue: ¿Piensa usted quedarse? y yo: Claro que no!!! con un entusiasmo fraudulento. Unos meses después regresé a buscar el pasaporte visado con una sonrisa iluminando mi cara.
Una vez obtenida la visa, el paso fue decir en mi centro de trabajo que iba de "viaje". Primero debe obtenerse el visto bueno del jefe directo, luego, el jefe de departamento, el responsable en el departamento del núcleo del partido, el responsable en la universidad del núcleo del partido, el decano de la Facultad y por último, sólo por último, del Rector de la Universidad. En mi caso por suerte no tuve que esperar por el Ministro de Educación como hubiera sido pertinente ya que este señor, ha delegado esa función en los diferentes rectores de las Universidades.
Una vez (meses depués) obtenidos esos documentos, me dirigí con mi ya cansada anatomía hasta Inmigración Provincial. Allí muy amablemente después de 2 horas de cola, me explicaron que debía ir a las oficinas del Carnet de Identidad para buscar mis antecedentes penales. Rauda y veloz me fui a dichas oficinas donde pasé como 2 días en cola. Luego me fui hasta el Banco para pagar unos sellos de unos 150 dólares que les ponen a las planillas de "Permiso de Salida".
Otra vez, vuelta a Inmigración y allí comenzó otra entrevista. ¿Donde los conociste?¿Cómo te has relacionado con ellos?¿Fumas? y comentarios del tipo "Dejaste el trabajo....mmmmm", "Dices que la amistad fue por correo, que raro no?"...etc etc. Pero lo mío no fue tan duro. A mi lado sin ningún tipo de privacidad estaba una chica que tenía al novio extranjero esperándola fuera. Recuerdo que los dos eran muy muy jóvenes y las "compañeras agentes" no paraban de reírse de la chiquilla haciéndole preguntas sobre la profesión de su novio(agricultor): ¿y que cultiva, tomates? así como llenado el ambiente comentarios malintencionados y obscenos. La muchacha más roja no podía tener la cara, pero callaba.
Al final de todo el calvario me dijeron que debería esperar de 21 días a un mes. Durante ese tiempo hacen todo tipo de verificaciones, en tu trabajo, con tus vecinos, con el exnovio al que le diste calabazas. En fin, con la madre de los tomates. Al mes fui a buscar mis papeles y por suerte, ya estaban.
Salí de la oficina con mi salvoconducto apretado entre las manos. En mi cara, una sonrisa enorme de satisfacción que hoy recuerdo con una mezcla de alegría, tristeza y vergüenza indefinible. Estaba feliz por dejar la jaula, pero viéndolo desde mi actual perspectiva:
¿Se puede estar feliz cuando lo mejor que te puede pasar es irte de tu país, dejar atrás a tus padres, abuelos, tus amigos, tu idioma y todo lo que conoces y amas?
¿Se puede estar feliz cuando te vas sola, sin faro ni mano a la que aferrarte?
¿Se puede estar feliz cuando sabes que vas a ser una eterna emigrante, una robatrabajos siempre recién llegada?
¿Se debe?
La "invitación" es el primer paso. En mi caso conocí a un matrimonio alemán que había vivido los tiempos de la Alemania Democrática y a los cuales les caí en gracia con mi preguntadera sobre Europa, su historia y sus costumbres. Primero hice de guía para ellos de mi ciudad y luego cuando se fueron me dejaron su mail. Al principio no hubo comunicación ya que yo no tenía internet, pero como estudiaba informática, un año después pude agenciarme una cuenta de correo con salida internacional(no internet) y controlada por al menos 2 proxys.
Luego de algunos años, de repente un día me preguntaron si me apetecía ir un tiempo con ellos a Alemania. Casi me da un infarto. No esperaba eso para nada. Recuerdo que era el cumpleaños de mi madre y a ella no le hizo ninguna gracia. Se temía que no volviera.
Pero era sólo el inicio de un proceso. Ante todo está sacarse el pasaporte y luego esperar la carta de invitación, el seguro y otra carta mediante la cual mis amigos se responsabilizaban de mí durante mi estancia en su casa. Con esos papeles y el alma temblorosa me fui hasta La Habana para la cita en la embajada, previamente concertada por teléfono. Allí llegué bien temprano y comencé la "cola" con unos nervios que me moría. La funcionaria que me tocó no paraba de mirarme, de perfil, de frente, de espaldas y de hacerme una cantidad inverosímil de preguntas. La que más recuerdo fue: ¿Piensa usted quedarse? y yo: Claro que no!!! con un entusiasmo fraudulento. Unos meses después regresé a buscar el pasaporte visado con una sonrisa iluminando mi cara.
Una vez obtenida la visa, el paso fue decir en mi centro de trabajo que iba de "viaje". Primero debe obtenerse el visto bueno del jefe directo, luego, el jefe de departamento, el responsable en el departamento del núcleo del partido, el responsable en la universidad del núcleo del partido, el decano de la Facultad y por último, sólo por último, del Rector de la Universidad. En mi caso por suerte no tuve que esperar por el Ministro de Educación como hubiera sido pertinente ya que este señor, ha delegado esa función en los diferentes rectores de las Universidades.
Una vez (meses depués) obtenidos esos documentos, me dirigí con mi ya cansada anatomía hasta Inmigración Provincial. Allí muy amablemente después de 2 horas de cola, me explicaron que debía ir a las oficinas del Carnet de Identidad para buscar mis antecedentes penales. Rauda y veloz me fui a dichas oficinas donde pasé como 2 días en cola. Luego me fui hasta el Banco para pagar unos sellos de unos 150 dólares que les ponen a las planillas de "Permiso de Salida".
Otra vez, vuelta a Inmigración y allí comenzó otra entrevista. ¿Donde los conociste?¿Cómo te has relacionado con ellos?¿Fumas? y comentarios del tipo "Dejaste el trabajo....mmmmm", "Dices que la amistad fue por correo, que raro no?"...etc etc. Pero lo mío no fue tan duro. A mi lado sin ningún tipo de privacidad estaba una chica que tenía al novio extranjero esperándola fuera. Recuerdo que los dos eran muy muy jóvenes y las "compañeras agentes" no paraban de reírse de la chiquilla haciéndole preguntas sobre la profesión de su novio(agricultor): ¿y que cultiva, tomates? así como llenado el ambiente comentarios malintencionados y obscenos. La muchacha más roja no podía tener la cara, pero callaba.
Al final de todo el calvario me dijeron que debería esperar de 21 días a un mes. Durante ese tiempo hacen todo tipo de verificaciones, en tu trabajo, con tus vecinos, con el exnovio al que le diste calabazas. En fin, con la madre de los tomates. Al mes fui a buscar mis papeles y por suerte, ya estaban.
Salí de la oficina con mi salvoconducto apretado entre las manos. En mi cara, una sonrisa enorme de satisfacción que hoy recuerdo con una mezcla de alegría, tristeza y vergüenza indefinible. Estaba feliz por dejar la jaula, pero viéndolo desde mi actual perspectiva:
¿Se puede estar feliz cuando lo mejor que te puede pasar es irte de tu país, dejar atrás a tus padres, abuelos, tus amigos, tu idioma y todo lo que conoces y amas?
¿Se puede estar feliz cuando te vas sola, sin faro ni mano a la que aferrarte?
¿Se puede estar feliz cuando sabes que vas a ser una eterna emigrante, una robatrabajos siempre recién llegada?
¿Se debe?
14 comentarios:
Siempre me hace bien leerte, me haces pensar lascoas desde muchos lados distintos.
Realmente, es una extraña manera de ser feliz, y también es una felicidad extraña.
Un abrazo.
Pues supongo que la felicidad es muy incompleta. Falta lo principal que es la libertad para poder entrar y salir, volver o no, pero como una decisión libre, no condicionada por un régimen político.
En fin Morgana qué quieres que te diga. Lo sabes tú mucho mejor que yo.
un beso
Feliz, lo que se dice feliz, a lo mejor no lo seas, pero como ayuda tener buena salud mental, saber que de solo trabajar todos tus problemas básicos están resueltos, respirar esa libertad circundante y ser participe de ella cubre un alto por ciento en la felicidad individual de cada uno.
Atención no debemos confundir el gorrión típico del inmigrante con la ausencia de felicidad.
Hola!
Asere, no digo que no sea feliz. Todas las ventajas que dices, las comparto. Sin embargo me refiero al momento en el que tuve los documentos para salir.
El gorrión pasa, viene y va, pero la sensación(a pesar de estar adaptadisima a España que fue mi destino final) de ser una eterna extranjera está siempre presente. Siempre hay alguien que te lo recuerda o alguna situación desagradable que no te deja olvidar.
Encima nosotros los cubanos somos doblemente discriminados, por emigrantes y por inmigrantes...
En fin, el mar!
Saludos!
Hola Txema!
Cuantas cosas están pasando ahora mismo en España y en el mundo, como para escribir mil post! Pero bueno, ahí vamos!
Intentaré responder a los comentarios, he prdido un poco la interacción!
Un abrazo!
Bettie!!
Que alegría verte por aquí!Ahora estas en temporada de examenes no?
Mucha suerte y besos!
Pullover de Zapata y Boitel.
http://asere.spreadshirt.es/
para los interesados.
Me encanta como escribes, Morgana,y opino que sí, que debemos hacer todo lo posible por sertirnos bien con nosotros mismos, porque , como bien dices, salir de Cuba es toda una odisea, pero vivir allá es una pesadilla que sólo conocemos nosotros a plenitud. Lo malo es que cuando nos vamos quedamos incompletos, desgajados y eso nos va jodiendo el alma, pero levanta la frente y ten siempre en cuenta que para tu familia y amigos, tu eres su unica luz de esperanza, incluso aunque no los puedas ayudar, el sólo hecho de haber logrado salir es una esperanza para el resto.Y cuando pase mas tiempo, ese sacrosanto doctor que todo lo iguala,encontraras una mano a la que aferrarte y mucho mas.
Un abrazo.
Excelente escrito, Morgana. Me alegro de volver a leerle.
Yo creo que sí debe uno sentirse feliz en buena parte si consigue alejarse de ciertos ambientes.
Por lo que a mí respecta, todos somos inmigrantes y al mismo tiempo ninguno lo somos. Nacido en Barcelona, veo a menudo como la gente de este mismo territorio se trata como desconocidos o rivales. En cambio, a veces se puede ver como gente de dos rincones lejanos del Mundo se tratan con cordialidad y naturalidad.
La Tierra es un grano de polvo flotando en el espacio. Los países, un invento al que le damos demasiada importancia muchas veces.
Un abrazo,
Hola Morgana...
Yo soy inmigrante, como tú, pero venezolana, que a la luz de los acontecimientos está a un pasito nada más de convertirse en otra Cuba más grande, porque en todo somos países iguales, salvo porque nosotros aún podemos marcharnos, aunque ya no nos estén queriendo en muchos lugares...
El mes pasado lo pasé en Venezuela (vivo en España desde hace 7 años), fui a cerrar ciclos que tenía abiertos y, aunque fue un proceso muy, muy doloroso, entendí que donde estoy y lo poco que tengo materialmente hablando, son mi hogar, el lugar que me ha dado cobijo, donde mis hijas crecen felices y, sobre todo, libres, sin miedos...
La felicidad es un deber, es lo que siempre he sentido, pero además de un deber es un cuadro que se hace a pinceladas. A veces lo emborronamos o nos lo emborronan, es cierto, pero también es verdad que la elección de cómo sentirnos no puede reposar en esas personas que no entienden ni se imaginan lo que pasamos hasta llegar aquí, que no saben de nuestros dolores, ni de nuestros anhelos...
Yo doy gracias a diario por la gente que sí lo entiende, por los coterráneos que nos arropan y comparten la nostalgia con nosotros... y por la libertad que tenemos para elegir ser felices... o no serlo... Cualquiera de las dos que elijamos, siempre lo haremos en libertad...
Te mando un abrazo enormísimo, de alguien que entiende perfectamente cómo te sientes...
Hola estodevivir!
Pues si, al final el tiempo actua. A veces quiero, a veces no. Se lucha por integrarse y se intenta no perder las raices, la identidad.
Un gran beso y muchas gracias por el elogio.
Cuanta razón SrM! A mi este invento de fronteras y banderas y escudos que se blanden para hacer sentir a unos mejores o peores que otros siempre me ha parecido que está de más.
No soy anarquista ni mucho menos, debe haber cierto orden, pero seguro que hubo primero uno rico que fue el que puso la cerca para que el pobre no entrara...y casi ningún rico lo es por trabajar(siempre hay excepciones pero no es la regla).
Un abrazo!
Bienvenida Azules!
Me ha encantado tu comentario. También lo que dices de que la felicidad es un deber o un cuedro que hacemos a pinceladas.
Es todo muy cierto, pero a veces, cuando obtienes algo importante, cuando sientes que eres feliz, algun ligero sabor amargo se mezcla...algun..si ellos estuvieran conmigo...
Pero una debe sobreponerse y levantarse. Como bien dices, no se debe dejar en otros nuestra opción de ser felices.
Otro abrazo fuerte!
Vaya Morgana, cuanto tiempo. Ya ni me asomo, no tengo tiempo, y el que tengo lo empleo en intentar construirme esa felicidad hecha de trabajo que me haga de verdad libre. Con tu relato recordé mis tribulaciones, mi espera por la "carta de liberación", como si fuéramos esclavos, mi amiga doctora que sólo tras cinco años de castigo ha podido por fin salir a reunirse con su hija que se fue con 18 años a Miami a reunirse con un padre al que no veía desde los tres años. En fin, historias para mil y un libros. Y tantas otras aún por escribir. Se puede cualquiera imaginar lo que es un país donde el mayor logro de sus ciudadanos es emigrar, aunque después seamos parias eternos. Mejor eso que la cadena perpetua. Un abrazo amiga, y mis mejores deseos de exito. Ya no abro casi nunca el blog, pero si algún día quieres contactarme para lo que sea, no dudes en escribirme al correo. Besos,
Rosa
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