En cuanto llegué a la oficina me dispuse a leer algunas noticias acompañada de mi segundo café del día. Allí todos saben que hasta el segundo café no soy persona, así que aunque haya mucha carga de trabajo mis compañeros tienen la paciencia de esperar a que despierte. Pues ayer no hizo falta. En cuanto visité las páginas habituales de noticias me encontré con una que no sabía bien como tomar: La muerte de Kim Jong-il.
Una muerte natural, un paro cardíaco. Otro que se muere de viejo, sin haber pagado por sus crímenes a la humanidad . El régimen de Corea del Norte no carece de defensores, pero pocos (diría que ninguno) serían capaces de vivir en esa realidad artificial creada por el padre y mantenida por el hijo.
Hace algún tiempo escribí un artículo sobre el impacto que me produjo ver el documental "Amarás al líder por sobre todas las cosas". Es imposible mantenerse imparcial luego de ver que toda una nación vive o sobrevive en semejantes condiciones.
Hace algún tiempo escribí un artículo sobre el impacto que me produjo ver el documental "Amarás al líder por sobre todas las cosas". Es imposible mantenerse imparcial luego de ver que toda una nación vive o sobrevive en semejantes condiciones.
Siempre hay alguien que te dice: "Si ellos son felices así y han elegido esa vida, hay que dejarles. Tienen el derecho a la autodeterminación". Cuando escucho esa frase, me siento literalmente abofeteada. Me miro en ese espejo y me duelo de todos y de mí misma. Cuento hasta diez, una, dos, tres veces. Las que hagan falta. Respondo siempre que un pueblo sin información, sin el derecho de leer, contrastar, asimilar, publicar datos, sucesos o lo que estime conveniente, no es ni será NUNCA un pueblo libre. Individuos tratados como reses serán un rebaño y se comportaran como tal, se mire como se mire. No en balde en todos los gobiernos autoritarios el acceso a la información ha sido el primer frente a controlar. Esto SI y esto NO. Y cada vez más NO y menos SI. Se veta información externa, se restringe la televisón, la radio, la música, internet. Se controla la información interna, se silencian periodistas, se cierran o modifican revistas y periódicos, te adocrinan desde la cuna, te amenazan, te llenan de miedo.
Miro a los coreanos llorar tan juntos y sincronizados que me ponen los pelos de punta. No puedo evitar la pregunta: ¿Ahora qué? ¿Que pasará con este nuevo líder educado en Berna? Tan joven e inexperto. ¿Será una esperanza para modificar la cerrada sociedad que le ha tocado dirigir? ¿Serán su juventud y su ego peligrosos para su pueblo y región? ¿Si quisiera cambiar las cosas, le dejarían?
Muchas interrogantes y todavía ningún elemento para obtener respuestas.